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La partida en blanco y negro de Sebastião Salgado

La partida en blanco y negro de Sebastião Salgado


A los 81 años y con miles de fotografías a cuestas se anunció este viernes la muerte del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, quien vivía en París y estaba afectado de una leucemia. La enfermedad fue provocada por una malaria que contrajo en Indonesia en 2010, cuando desarrollaba su proyecto fotográfico Génesis.

El deceso fue confirmado por el Instituto Terra, fundado por el mismo fotógrafo, y la Academia de Bellas Artes de Francia, de la que era miembro desde 2016.

Salgado nació en Aimores, un pequeño pueblo al interior de Minas Gerais, en 1944. Si en un principio estudió Derecho, luego se cambió a Economía, alcanzando un máster por la Universidad de São Paulo (1968) y en la Universidad de Venderbit (EE.UU.) posteriormente. Militante de colectivos de izquierda, tras la dictadura brasileña, iniciada en 1964, se mudó para Francia.

Estudió un doctorado en la Escuela Nacional de Estadística Económica entre 1969 y 1972, desempeñándose posteriormente en la Organización Internacional del Café (OIC), que le permitió viajar por distintos países. Sin embargo, la carrera la abandona cuando en 1973, pese a ser un autodidacta, decidió dedicarse en adelante a la fotografía.

Sus primeros trabajos los hizo para las agencias Sygma y Gamma de París, destacándose lo suficiente para pasar a integrar en 1979 Magnum Photos, en donde estudió hasta 1994, cuando se empeñó en formar su propia agencia, que llamó Amazonas Imágenes.

LA OBRA DE SEBASTIÃO SALGADO

Salgado tomó gran parte de sus fotos con una cámara Leica, principalmente en blanco y negro. Se dedicó de lleno a la fotografía sociodocumental, desde que partió sus primeros trabajos en Brasil y, luego, América Latina. Sus pasos lo llevarían después a Mozambique, Portugal, Ruanda, Estados Unidos, Guatemala, Bangladés e Indonesia, entre otros 130 países que recorrió.

Uno de sus primeros trabajos fue documenta la Revolución de los Claveles que derrocó a la dictadura de António de Oliveira Salazar en Portugal, en 1974. En 1999 publicó el libro ‘Um fotógrafo em abril’, donde muestra las imágenes de ese proceso. También asistió a la independencia de Mozambique, lucha protagonizada por el movimiento independentista FRELIMO entre 1964 y 1974, en donde sufrió un accidente a la columna luego de que el vehículo en que se desplazaba activó una mina terrestre.

Estando en un evento presidencial en un hotel de Estados Unidos, tomó 76 fotos en apenas 60 segundos del intento de asesinato del presidente norteamericano Ronald Reagan, en 1981.

Una de sus primeras publicaciones fue ‘Les Hmongs, Médecins sans frontières’ (Chêne/Hachette, 1982), publicado en París.

Luego publicó Otras Américas (1986), en donde reunió fotos tomadas entre 1977 y 1983 en pueblos y ciudades del litoral brasileño, Bolivia, Chile, Perú, Ecuador, Guatemala, México, resaltando las condiciones de pobreza del continente americano.

Luego volvió a trabajar con Médicos sin Fronteras en una sequía al norte de África, publicando ‘Sahel: l’Homme en Détresse, Prisma Presse and Centre National de la Photographie, pour Médecins sans frontières, France’ (1986).

Posteriormente vendrían libros monumentales que lo consagrarían. Esta vez presentó fotos de trabajadores en varios lugares del mundo, ya sea en ‘La Mano del Hombre’ (1993) y ‘Trabalhadores’ (1996).

Otra de sus obras reconocidas fue la dedicada a fotografiar a los garimpeiros (buscadores de oro) de la mina de oro de Serra Pelada (1999), en plena Amazonía, en donde retrató en blanco y negro las faenas de búsqueda y extracción de oro que atraía a 50 mil trabajadores con el sueño de volverse ricos.

En sus obras posteriores siguió desarrollando temas que le preocupaban. Así publicó en 2000 ‘Éxodos’, dedicado a los inmigrantes; y en 2013, ‘Génesis’, proyecto que tardó 8 años para presentar paisajes remotos y alejados de las ciudades modernas.

Sin embargo, la miseria humana retratada en sus fotografías ha sido criticada por periodistas norteamericanos y la escritora Susan Sontag en ‘Regarding the Pain of Others’ (New York, 2003), quien dijo sobre el brasileño que es “un fotógrafo que se especializa en la miseria mundial”, una especie de “turismo de la pobreza” que es mostrada con calidad “cinematográfica”.

La crítica de la ensayista norteamericana despertó una respuesta del escritor uruguayo, Eduardo Galeano, quien dijo que “las fotografías de Salgado, un retrato múltiple del dolor humano, nos invitan a celebrar la dignidad de la humanidad. Brutalmente francas, estas imágenes de hambre y sufrimiento son, sin embargo, respetuosas y decorosas. … no violan, sino que penetran el espíritu humano para revelarlo” (En Introduction de Sebastião Salgado: An Uncertain Grace, New York, 2005).

De igual modo, Salgado ha sido reconocido mundialmente por su obra, recibiendo premios como el Príncipe de Asturias, el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes, el Premio Internacional de la Fundación Hasselblad. También fue protagonista del documental ganador del César ‘La sal de la Tierra’, del alemán Wim Wenders.

SEBASTIÃO SALGADO Y BRASIL

El fotógrafo deja a su compañera, Lélia Wanick Salgado, con quien estaba casado desde 1967, y a sus dos hijos, Rodrigo y Juliano.

Con Lélia formaron en 1998 el Instituto Terra al interior de Minas Gerais, con el objetivo de reforestar la tierra con más de 4 millones de semillas de especies nativas criadas por ellos mismos. Al mismo tiempo, el ojo de Salgado se posó en las organizaciones políticas de los trabajadores rurales, publicando en 1997 el libro ‘Terra’, testimonio de la ocupación de tierras por el Movimento de Trabalhadores Rurais sem Terra realizado en 1996. El libro fue impreso por la prestigiosa editorial brasileña Companhia das Letras.

Tras trascender la muerte del fotógrafo, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, pidió durante este viernes un minuto de silencio por Sebastião Salgado . “Ciertamente, si no es el mayor, es uno de los mayores y mejores fotógrafos que el mundo produjo”- sostuvo el mandatario.

En tanto, la ministra de Cultura de Brasil, la cantautora Margareth Menezes, sostuvo que “era uno de los mayores fotógrafos que Brasil y el mundo han conocido. Sebastião mostró la belleza y el dolor del mundo con la misma delicadeza. Retrató trabajadores, migrantes, indígenas, refugiados, la naturaleza devastada que resiste.. siempre con dignidad y respeto”.

UN FOTÓGRAFO VIGENTE

Salgado vivió en París durante 50 años, ciudad que también posó ante su mirada. Recientemente la prefectura de la capital francesa escogió sus fotos para ilustrar las tarjetas de navidad que envía a sus vecinos y se contemplaba para el 2026 montar una exposición de imágenes de la urbe tomadas por el brasileño durante diferentes estaciones del año.

Se esperaba para este sábado que el fotógrafo participara de una vista previa de la exposición de vitrales diseñados por su hijo Rodrigo, con síndrome de Down, para una iglesia de la ciudad de Reims. En una entrevista dada a Folha de São Paulo hace apenas un mes, Salgado señaló que “mis fotos tal vez sobrevivan cien años, pero los vitrales del van a quedar por miles de años”.

En la actualidad, se presenta una retrospectiva del trabajo de Salgado en Deauville, una ciudad litoral al norte de Francia, en donde al momento de inaugurarse el reconocido fotógrafo brasileño dijo que “algunas veces las personas me dicen que soy un artista, yo les digo que no, que soy un fotógrafo”.

Mauricio Becerra R.
El Ciudadano



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