Rusia ha intensificado su ofensiva en Ucrania, estableciendo un nuevo récord de drones lanzados en un solo ataque, que tuvo lugar el domingo. Este ataque, que se considera el más significativo desde el inicio del conflicto en febrero de 2022, resultó en la muerte de al menos dos personas y marcó la primera vez que la sede del Gobierno ucraniano fue alcanzada por un bombardeo ruso. Las autoridades locales interpretan este hecho como una clara señal de que Moscú no tiene intenciones de buscar una solución pacífica al conflicto.
El ataque nocturno se destacó no solo por el impacto en vidas humanas y daños materiales, sino también por la cantidad sin precedentes de drones utilizados. Según las Fuerzas Aéreas de Ucrania, Rusia lanzó un total de 810 drones suicidas del tipo Shahed, así como drones señuelo de diversas clases, superando el récord anterior de 741 drones que se registró el 9 de julio. Además, se lanzaron 9 misiles de crucero y 4 misiles balísticos. En total, desde el inicio de septiembre, Rusia ha lanzado más de 2,100 drones y más de 60 misiles contra Ucrania.
El principal objetivo del ataque fue la capital, Kiev, aunque también se registraron bombardeos en otras ciudades como Odesa, Zaporiyia, Kremenchuk, Krivói Rog, Dnipropetrovsk y Sumi. El alcalde de Kiev, Vitali Klitchkó, informó que dos personas, una mujer joven y su hijo de dos meses, perdieron la vida en el ataque. Aunque el jefe de la Administración Militar de la Ciudad de Kiev, Timur Tkachenko, inicialmente reportó tres muertes, posteriormente corrigió la cifra. Klitchkó también indicó que las operaciones de búsqueda y rescate continuaban en un edificio de nueve plantas que resultó gravemente dañado en el distrito de Sviatoshin, donde aún podrían encontrarse personas atrapadas entre los escombros.
Además de las muertes, al menos 20 personas resultaron heridas en la capital, de las cuales siete fueron hospitalizadas, incluyendo a una mujer embarazada. En total, se reportaron 32 heridos en diversas zonas del país, junto con daños significativos a la infraestructura.
Este ataque se produce en un contexto de esfuerzos diplomáticos por parte del presidente de EE.UU., Donald Trump, quien busca facilitar un diálogo entre el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, y el presidente ruso, Vladimir Putin. La ofensiva también se da tras el compromiso de 26 países en París de proporcionar garantías de seguridad a Ucrania en caso de un alto el fuego o un acuerdo de paz, lo que incluye el envío de una misión internacional de tropas y el fortalecimiento del Ejército ucraniano y su defensa antiaérea.
Sin embargo, Putin ha expresado su escepticismo sobre la posibilidad de un acuerdo de paz, considerando ilegítima a la administración de Zelenski, que, según él, llegó al poder sin convocar nuevas elecciones.
Tras el ataque, Zelenski enfatizó que los asesinatos ocurridos en un momento en que la diplomacia podría haber avanzado son un “crimen consciente” y un prolongamiento del conflicto. El presidente ucraniano instó a Trump a implementar nuevas sanciones contra Rusia, dado que este ha amenazado con más medidas punitivas si Putin no se muestra dispuesto a dialogar y continúa con los bombardeos. Ucrania ha solicitado específicamente más restricciones sobre el petróleo y gas rusos. Además, Zelenski hizo un llamado a los socios internacionales para que cumplan con los acuerdos alcanzados en la reunión de 35 países de la Coalición de Voluntarios en París, lo que incluye la implementación de garantías de seguridad y el refuerzo de la defensa antiaérea de Ucrania, subrayando que “cada sistema adicional salva vidas civiles de estos ataques viles.”
