Richard “Dick” Eastland, codirector de Camp Mystic y figura clave en la gestión del histórico campamento cristiano privado en Texas, falleció el pasado 4 de julio durante las inundaciones que afectaron las instalaciones situadas a orillas del río Guadalupe. Su muerte ocurrió mientras intentaba rescatar a jóvenes acampantes, en una tragedia que ha dejado al menos 27 muertos entre participantes y monitores del campamento. La catástrofe no sorprendió a quienes conocían el historial de Eastland. Durante décadas, también miembro de la Upper River Authority, había insistido en la necesidad de establecer un sistema de alertas tempranas para prevenir este tipo de emergencias. Su compromiso con la seguridad del entorno era bien conocido, incluso antes de su nombramiento oficial en 2022 por el gobernador de Texas, Greg Abbott, lo que adquirió una dimensión dolorosamente simbólica: dedicó su vida a cuidar del campamento, y su nieto, George, escribió en redes sociales: “Si iba a morir por causas naturales, esta era la única otra forma: salvando a las chicas que tanto amaba y cuidaba”. La familia aún no ha anunciado detalles sobre el funeral.
Eastland había impulsado sistemas de alerta desde 1987, tras una inundación repentina que arrasó Pot O’ Gold, ubicado en Comfort, donde diez adolescentes murieron mientras intentaban evacuar con prisa, sin suficiente aviso previo. Después de aquel trágico evento, se convirtió en una de las voces más persistentes en exigir un sistema automático basado en los niveles del río. Ya antes, en 1985, su esposa Tweety —quien estaba embarazada en ese momento— había tenido que ser evacuada en helicóptero debido a la crecida del mismo Guadalupe, lo que reforzó su preocupación por la seguridad en la zona. Como miembro activo de la junta directiva de la Authority, participó en el diseño de sensores y alarmas para medir el nivel del agua en sus afluentes. Sin embargo, según un reporte de CNN, la implementación de estos sistemas fue lenta y fragmentada. Aunque se instalaron medidores en algunos puntos del río, la empresa encargada cerró operaciones en 1999, y los dispositivos se desconectaron, lo que resultó en una falta de fiabilidad en los años siguientes. Se hicieron esfuerzos para conseguir nuevos fondos, pero todos fracasaron. Mientras tanto, las condiciones continuaron representando un riesgo, especialmente durante la temporada de lluvias.
El campamento contaba con un plan escrito de respuesta ante desastres, según documentos revisados por PEOPLE. Dos días antes de la tragedia, inspectores del Departamento Estatal de Servicios de Salud visitaron Mystic. Aunque el contenido del plan no fue hecho público, se sabe que se llevaron a cabo sesiones de capacitación para voluntarios y empleados sobre los protocolos de emergencia. No obstante, no está claro si estos procedimientos fueron eficaces ante la magnitud de la inundación. La cifra de personas fallecidas sugiere que no se logró evitar una gran escala de tragedia en una zona donde la creciente puede sorprender incluso a quienes están familiarizados con el terreno. Por ello, la ausencia de un sistema moderno de alertas ha sido señalada como un factor agravante.
Camp Mystic tiene una historia familiar que abarca tres generaciones, marcada por una vocación de servicio, y fue fundado en 1939. Actualmente, está bajo la administración de la familia Eastland. Dick y su esposa eran los directores actuales y juntos tuvieron cuatro hijos, uno de los cuales falleció en 2015. Todos han estado involucrados en la operación del campamento a lo largo de los años. El sitio web del campamento destaca su misión cristiana formativa, donde cada verano se reúnen mujeres para participar en actividades espirituales, recreativas y educativas. Miles de jóvenes han pasado por el campamento, y su nieto expresó en Instagram: “Fue esposo, padre y abuelo para muchos jóvenes. Su impacto nunca irá a desaparecer en las vidas que tocó”.
Las autoridades planeaban una nueva plataforma centralizada para el monitoreo de inundaciones, que llegó en un momento en el que formaba parte de una propuesta recientemente aprobada para crear un “panel centralizado” de datos que permitiera mejorar la vigilancia local. Este proyecto se encontraba en fase de planificación cuando ocurrió la tragedia de julio. Se ha confirmado que el desarrollo de esta plataforma continuará tras la devastación sufrida, mientras que la comunidad y las familias de las víctimas enfrentan preguntas difíciles sobre por qué, después de tantas advertencias, existían ríos peligrosos en la región.