Un video compartido en redes sociales por un turista español ha generado una ola de indignación en Kenia. En las imágenes, el hombre se muestra bebiendo una lata de Tusker, una cerveza local muy popular, para luego vaciar el resto del contenido dentro de la trompa de un elefante. El usuario escribió en Instagram: “Solo Tusker con amigo colmillos”, aunque este texto fue eliminado poco después debido al rechazo masivo de los usuarios. La verificación del material, realizada por la BBC, se apoyó en un análisis en el terreno y en la identificación del elefante macho, que es reconocible. Todo apunta a que las imágenes fueron tomadas en la reserva privada Ol Jogi, conocida por sus programas de conservación. Este santuario se extiende sobre más de 23,472 hectáreas y alberga alrededor de 500 elefantes, siendo pionero en el rescate de animales huérfanos y su posterior reintroducción a la vida silvestre.
Un empleado de la reserva, identificado solo como Frank, expresó su consternación al respecto. “Esto nunca debió ocurrir. Somos dedicados a la conservación. No permitimos que la gente se acerque”, dijo, anticipando que el material sería entregado a las autoridades. El Servicio de Vida Silvestre de Kenia (KWS), la agencia estatal encargada de proteger la fauna en virtud de la Wildlife Conservation and Management Act de 2013, también anunció la apertura de una investigación. “Estamos analizando lo ocurrido”, señaló el portavoz, Paul Udoto, en sus declaraciones.
La cuestión coincide con el caso de Bupa, un ejemplar de gran tamaño y carácter amistoso, que es fácilmente reconocible por su colmillo dañado. Bupa fue rescatado en Zimbabue en 1989, cuando tenía apenas ocho años, tras una matanza masiva de elefantes. Desde entonces, vive en Ol Jogi, donde se ha convertido en uno de los elefantes más fotografiados por los visitantes. El usuario que subió los videos, conocido como Skydive_Kenya, ya había publicado otro video en Pejeta, donde aparecía alimentando a un rinoceronte con zanahorias. “También rompió nuestras reglas porque no debía tocar a los rinocerontes: son mascotas”, explicó Thige Njuguna, representante de esa reserva, al recordar que los visitantes deben mantener una distancia segura de los animales.
Expertos han señalado el riesgo que implica este tipo de conductas. “Alrededor del 95% de los animales salvajes es incorrecto tener publicaciones que den la impresión de que se puede acercarse a ellos y alimentarlos”, advirtió la bióloga keniana Winnie Kiiru, quien subrayó que la conducta del visitante puso en peligro al animal. Este episodio ocurre en una semana marcada por la polémica en Maasai Mara, donde turistas fueron grabados bloqueando la migración anual de ñus, uno de los mayores espectáculos naturales del planeta. Las imágenes mostraban a los turistas bajando de sus vehículos y amontonándose en las orillas del río, forzando a los animales a cruzar aguas infestadas de cocodrilos. Esto llevó al Ministerio de Turismo a anunciar medidas estrictas para reforzar la señalización y obligar a los operadores a hacer cumplir las normas que limitan los descensos de vehículos a zonas seguras y autorizadas.
El turismo silvestre representa el 10% del PIB y es uno de los motores centrales de la economía del país, que atrae a dos millones de visitantes al año, muchos de los cuales están interesados en los parques nacionales y en la Gran Migración. Los incidentes recientes han reavivado el debate sobre cómo equilibrar la creciente afluencia de turistas con la necesidad de preservar el patrimonio natural que se encuentra entre los más valiosos de África.
