Julieta Silva (37) ha vuelto a ser noticia en Argentina, no como la joven que en 2017 atropelló y causó la muerte de su novio Genaro Fortunato (25), sino como la mujer actualmente detenida por agredir, privar de libertad y hostigar a su nuevo esposo, Lucas Giménez. Su historia, que podría ser el argumento de una serie de Netflix, se entrelaza con elementos de intimidad, tragedia y cuestiones legales. Silva se defiende de los nuevos cargos alegando ser víctima de una “estigmatización social” y denuncia que su esposo la extorsiona.
El trágico incidente que marcó la vida de Julieta Silva ocurrió en la madrugada del 9 de septiembre de 2017, en San Rafael, Mendoza. En ese momento, Silva, de 29 años, estaba con su pareja, el rugbista Genaro Fortunato, de 25 años. Se ha sugerido que la discusión entre ambos se originó por celos, tras enterarse Silva de que la exnovia de Fortunato estaba embarazada.
La reconstrucción judicial indica que la discusión continuó fuera del bar, donde Silva, tras subirse a su Fiat Idea, aceleró cuando Fortunato se acercó a la ventanilla. El joven corrió unos metros y cayó al suelo, momento en el que Silva, que había consumido alcohol y no llevaba sus lentes, avanzó unos 50 metros, giró en “U” y pasó por encima de su pareja, causándole la muerte instantáneamente.
Las pruebas toxicológicas revelaron que Fortunato tenía 1,8 gramos de alcohol por litro de sangre, mientras que Silva tenía 0,8, superando el límite legal de 0,5. La autopsia confirmó que la causa de muerte fue el aplastamiento de cabeza y cráneo. Un testigo, un cuidacoches, declaró que Fortunato golpeaba la ventanilla del auto para detener a Silva cuando cayó. Sin embargo, ella siempre ha sostenido que no lo vio en el suelo.
El juicio fue seguido de cerca en Mendoza, donde la acusación contra Silva incluía tres posibles figuras penales: homicidio culposo agravado, homicidio simple con dolo eventual y homicidio agravado por el vínculo. La fiscalía y la querella pidieron la pena máxima de prisión perpetua, mientras que la defensa argumentó que se trató de un accidente. El 3 de septiembre de 2018, casi un año después de la muerte de Fortunato, el tribunal la declaró culpable de “homicidio culposo agravado”, imponiéndole una pena de 3 años y 9 meses de prisión, además de una inhabilitación de 8 años para conducir.
Silva cumplió gran parte de su condena bajo arresto domiciliario y en marzo de 2020, durante la pandemia de Covid-19, recibió la libertad condicional tras cumplir dos tercios de su pena. En la audiencia final, Silva optó por no hacer uso de la palabra, mientras que su exsuegra, Graciela Linares, expresó su dolor: “¿Por qué, Julieta? Genaro te quería”.
Desde 2020, los padres de Genaro han mantenido una demanda abierta contra Silva por daño moral y lucro cesante, así como por reparación integral por los daños derivados del homicidio culposo agravado.
En una nueva etapa de su vida, Julieta Silva se casó con Lucas Giménez a finales de 2022, con quien tuvo una hija. Sin embargo, la situación dio un giro el 24 de julio de 2023, cuando Giménez denunció a Silva por violencia doméstica. La Justicia actuó rápidamente, ordenando una prohibición de acercamiento y solicitando su detención domiciliaria con monitoreo electrónico, dado que Silva es madre de una niña pequeña.
La nueva causa se tramita en la Unidad Fiscal de Violencia de Género, donde se han presentado declaraciones cruzadas y pericias médicas. Según la denuncia, Silva habría agredido a su esposo tras una discusión relacionada con problemas económicos. Giménez, en un intento de escapar de la situación, llamó al 911 desde el baño de su casa, donde se había refugiado con su hija.
Cuando la policía llegó, encontraron a Giménez con lesiones en el rostro. Silva fue llevada a la fiscalía, donde se le imputaron delitos de “lesiones leves agravadas por el vínculo y privación ilegítima de la libertad”. También fue formalizada por “desobediencia” y “amenazas” al haber contactado a la hija de su ex, a pesar de tener una prohibición.
A pesar de las acusaciones, Silva fue beneficiada el 8 de agosto de 2023 por el juez Claudio Gil, quien determinó que debía continuar su detención en casa, bajo monitoreo electrónico, para cuidar de su hija.
La defensa de Julieta Silva ha sido asumida por el abogado Roberto Castillo, quien ha argumentado que su cliente es víctima de una “estigmatización social”. Castillo ha llevado el caso a los medios, buscando cambiar la percepción pública de Silva. En sus declaraciones, ha afirmado que la acusación contra Silva no debe ser vista de manera aislada, sino en el contexto de su pasado penal, que se utiliza injustamente para definir su culpabilidad.
En una entrevista, Castillo también mencionó que Lucas Giménez había creado un escenario de violencia para separarse de Silva, quien, según él, ha sido objeto de extorsión. Silva, en su declaración ante el fiscal, afirmó que estaba en una “relación de sometimiento” y que su esposo la chantajeaba, además de hacerle escenas de celos relacionadas con su exmarido. Silva ha indicado que planea presentar denuncias contra Giménez por amenazas y violencia de género, aunque sin lesiones acreditadas.