El Gobierno del primer ministro francés, el centrista François Bayrou, se enfrenta a una inminente caída este lunes debido a una moción de confianza que él mismo ha convocado, sin que se vislumbre una alternativa clara que pueda ofrecer estabilidad política a corto y medio plazo. Bayrou, quien asumió el cargo en diciembre tras la salida del conservador Michel Barnier, que fue censurado tras solo tres meses, se someterá esta tarde al voto de los diputados. Todos los grupos de la oposición, incluyendo la extrema derecha y la izquierda, han manifestado su intención de votar en contra, lo que sugiere una clara mayoría en su contra. Esto obligará a Bayrou a presentar su dimisión y la de su Gobierno al presidente de la República, Emmanuel Macron, quien deberá decidir si nombra a un nuevo primer ministro o convoca elecciones legislativas anticipadas. Macron ha descartado la posibilidad de dimitir, a pesar de las demandas de la izquierda radical liderada por Jean-Luc Mélenchon y, en cierta medida, de la extrema derecha. En los últimos días, se ha especulado que Macron podría considerar nombrar a un primer ministro socialista o de su entorno, con el objetivo de formar un Gobierno con una base más amplia que incluya a centristas, macronistas y conservadores de Los Republicanos, quienes han sido el apoyo del gabinete de Bayrou. El primer secretario del Partido Socialista (PS), Olivier Faure, ha indicado que aceptaría ser primer ministro, pero solo en un Ejecutivo compuesto exclusivamente por la izquierda, que negociaría cada texto con otros partidos parlamentarios para buscar mayorías. Sin embargo, la Asamblea Nacional se encuentra muy fragmentada y polarizada, con tres bloques casi idénticos que son irreconciliables entre sí y con notables disensiones internas. En la izquierda, se ha evidenciado una clara fractura entre los socialistas y La Francia Insumisa (LFI), el grupo más numeroso de este bloque, que acusa a los socialistas de haber abandonado el programa consensuado al presentarse como Nuevo Frente Popular (NFP) en las legislativas anticipadas del verano de 2024. El coordinador de LFI, Manuel Bompard, advirtió que censurarán cualquier posible Gobierno liderado por los socialistas si no se distancia de la línea política mantenida por los gabinetes desde la llegada de Macron al Elíseo en mayo de 2018. “Censuraremos todo Gobierno que tenga intención de continuar la misma política, que no rompa con la política del macronismo”, enfatizó Bompard en una entrevista con la emisora France Info, añadiendo que no cree “ni un minuto” que Macron esté dispuesto a nombrar a alguien en Matignon que rompa con el macronismo. La desconfianza del partido de la izquierda radical hacia los socialistas se fundamenta en que el PS ha abandonado el programa del NFP junto a LFI, ecologistas y comunistas. Bompard también señaló que si Macron optara por convocar nuevas elecciones legislativas, LFI intentaría que en todas las circunscripciones hubiera un candidato “con el programa del NFP”. Sin embargo, para LFI, esta no es la solución en el contexto actual, ya que “la situación está bloqueada políticamente” y para salir de este estancamiento “la solución pasa porque el presidente de la República se vaya”. Por su parte, la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen exige, como mínimo, elecciones legislativas anticipadas, aunque preferirían que Macron dimitiera. Le Pen reiteró este domingo que están listos para formar un Gobierno alternativo con el presidente del partido, Jordan Bardella, como primer ministro. “Lo que queremos es llevar a cabo una política de ruptura para que el país se recupere”, declaró esta mañana el diputado lepenista Jean-Philippe Tanguy en el canal BFMTV.