Cada 17 de mayo se conmemora el Día Mundial del Internet, una fecha que invita a reflexionar sobre el impacto de la conectividad en nuestras vidas. En este contexto, Cognita Chile hace un llamado a las familias a asumir un rol activo en la educación digital de niñas y niños, destacando que el acompañamiento consciente en el uso de dispositivos es esencial para su desarrollo, seguridad y bienestar en el entorno digital.
Cifras que exigen atención: Chile entre los países más conectados
Según datos de la Subsecretaría de Telecomunicaciones (SUBTEL), el 94,3 % de los hogares chilenos cuenta con acceso propio a Internet, y la penetración de servicios móviles 4G–5G supera los 113 accesos por cada 100 habitantes. Estas cifras posicionan al país como uno de los más conectados de la región, pero también aumentan la necesidad de reforzar la alfabetización digital en el entorno familiar.
La tecnología no se prohíbe, se acompaña
Para Carolina Bergamasco, directora de Proyectos Globales e Innovación de Cognita Chile, el ecosistema digital debe entenderse como un entorno complejo y atractivo: “Es como un parque de diversiones, con zonas de juegos, chats privados y redes sociales integradas”, señala, refiriéndose a plataformas como Roblox, que funcionan como redes sociales y requieren el mismo nivel de supervisión que Instagram, TikTok o Discord.
En este sentido, prohibir el uso de la tecnología no es una solución viable. Al contrario, se plantea la necesidad de una presencia activa de madres, padres y cuidadores, quienes deben ejercer un rol orientador y dialogante.
Cinco recomendaciones para un uso responsable
Desde Cognita se entregan cinco recomendaciones prácticas para fomentar un uso saludable y seguro de la tecnología en la infancia:
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Establecer horarios de conexión, promoviendo el equilibrio con actividades presenciales como lectura, deporte o juegos al aire libre.
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Compartir la experiencia digital, navegando o jugando en familia con el mismo interés que en otras actividades recreativas.
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Usar filtros y controles parentales, ajustando contenido y horarios, y desactivando notificaciones innecesarias para reducir distracciones.
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Supervisar redes sociales y correos electrónicos, revisando contactos, configuración de privacidad y posibles riesgos.
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Fomentar el diálogo abierto, hablando sobre amenazas como el ciberacoso, el grooming o el sexting, e incentivando la creación de contenido positivo como blogs o proyectos escolares.
Una responsabilidad compartida
La organización subraya que el hogar debe ser el primer espacio donde niñas y niños reciban herramientas para desenvolverse con seguridad y criterio en el entorno digital. “La alfabetización digital no puede limitarse a la vigilancia. Se trata de cultivar pensamiento crítico y fomentar la curiosidad de forma acompañada”, afirma Bergamasco.
Asimismo, Cognita destaca que docentes y familias deben actuar como aliados en este proceso, no solo como supervisores, sino como guías activos que ayuden a los menores a aprovechar al máximo las oportunidades de aprendizaje, conexión y creatividad que ofrece la tecnología.