El gobierno de Estados Unidos ha anunciado la implementación de un nuevo arancel denominado “visa integridad del visado”, que tiene como objetivo incrementar el costo para los viajeros extranjeros que deseen ingresar al país bajo la categoría de no inmigrantes. A partir del 1 de octubre, toda persona que solicite una visa de entrada deberá abonar 250 dólares adicionales en el momento de la expedición, de acuerdo con información divulgada por la agencia Reuters. Este nuevo cargo fue aprobado en el marco del One Big Beautiful Bill Act y generará un considerable aumento en los costos para ciudadanos de países como México, China y Brasil, donde el precio total del trámite alcanzará aproximadamente 442 dólares, según datos de la Asociación de Viajes. Esta medida impactará especialmente a los países que se encuentran fuera del Programa de Exención de Visado, lo cual incluye gran parte de América Latina, Asia y otras regiones.
La implementación de este arancel se produce en un periodo de preparación para eventos internacionales de gran escala, como las conmemoraciones de America250, los Juegos Olímpicos y la Copa Mundial de la FIFA. La industria del turismo receptivo internacional ha señalado que la mayoría de los visitantes registrados en mayo provenían de Canadá, Reino Unido e India. El impacto de esta nueva política en la industria del turismo podría influir en el flujo de turistas de negocios. Según cifras citadas, la llegada de turistas cayó un 3,1% en julio en comparación interanual, y se anticipa una tendencia descendente hacia el cierre del año. La industria turística observa con preocupación el efecto que estas políticas pueden tener en los flujos internacionales.
Gabe Rizzi, presidente de la empresa global de gestión de viajes Altour, declaró: “Cualquier fricción que añadamos a la experiencia del viajero va a reducir los volúmenes de viaje”. Rizzi explicó que “al terminar el verano, este tema tendrá más peso y habrá que ajustar los presupuestos y la documentación para incluir estos cargos”. Las proyecciones financieras del sector también muestran un retroceso. El World Travel & Tourism Council estimó que “el gasto bajará hasta situarse en poco menos de 169.000 millones de dólares este año, frente a 181.000 millones en 2024”. El director de estudios de economía, Aran Ryan, comentó que, mientras anticipaba un crecimiento anual superior al 10% en la llegada de extranjeros, “las últimas previsiones reflejan una disminución del 3%”.
El número de exentos supera ya los 400, lo que representa una cifra histórica y aumenta la barrera de acceso para las economías emergentes. En este contexto, se observa un endurecimiento global en las políticas migratorias. Por ejemplo, la administración británica ha introducido la “Autorización Electrónica de Viaje” (ETA), que digitaliza las solicitudes y suma un pago de 13 dólares; esta autorización está vinculada al pasaporte para optimizar los controles. El Reino Unido sostiene que este mecanismo brinda un mayor control sobre el ingreso y previene abusos al sistema migratorio.
En paralelo, se proponen otras medidas migratorias. El miércoles 27 de agosto, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) presentó un proyecto de regulación que limitaría la permanencia de estudiantes a cuatro años y modificaría la duración de las visas para participantes en intercambios culturales. Según un comunicado oficial, estas disposiciones tienen como objetivo “evitar el abuso de visados y fortalecer la capacidad de vigilar y revisar a los visitantes”. Los operadores turísticos y las empresas comienzan a ajustar sus estrategias ante estas nuevas condiciones. Se ha confirmado que el proceso de visado en ciertos casos rondará los 250 dólares, lo que obliga a ajustar las expectativas de asistencia a congresos y ferias deportivas previstas en el territorio estadounidense durante los próximos 12 meses.
